Cómo evitar deudas malas y usar el crédito a tu favor

Tarjetas, calculadora y notas de planificación de deuda

El crédito es una herramienta. Bien usado te acerca a tus metas; mal usado perfora tu bolsillo y roba tranquilidad. En Argentina, donde tasas y costos pueden moverse, el orden y la transparencia son tu mejor escudo. Este diagnóstico práctico te ayuda a distinguir deudas malas, bajar intereses y proteger el flujo de caja para conservar dinero hoy y mañana.

Índice de estrés de deuda (IED)

Creamos un indicador casero para medir la presión que ejercen las cuotas en tu mes:

  1. Cuotas totales / Ingreso neto (objetivo: ≤ 30%).
  2. Intereses pagados / Cuotas totales (entre menos mejor; revisá costos ocultos).
  3. Meses restantes de tus dos deudas más grandes (buscá reducirlos).

Si tu IED supera 35–40%, activá un plan de estabilización: frenar nuevas compras a crédito, renegociar condiciones y dedicar todo extra a principal, no a sumar cuotas nuevas.

Bola de nieve vs. avalancha: elegí tu camino

Dos métodos probados para salir del pozo:

¿Cuál conviene? El que puedas sostener. Si la motivación flaquea, la bola de nieve es un gran aliado. Si tenés disciplina férrea, la avalancha te ahorra más en el tiempo.

Reglas de oro para no pagar de más

Una llamada al banco o al comercio para pedir plan superador o bonificaciones muchas veces se traduce en puntos de interés menos. Pedir no cuesta: te sorprendería el margen que existe para clientes que preguntan con datos a mano.

Protocolo 30-60-90 para estabilizar

  1. 30 días: congelá nuevos créditos y armaste un mapa de deudas (saldo, tasa/costo, meses, cuota). Buscá una baja del 10% en gastos fijos renegociando servicios.
  2. 60 días: elegí método (nieve o avalancha) y aplicá cada extra a la deuda objetivo. Vendé activos ociosos si acelera tu salida.
  3. 90 días: revaluá IED. Si bajó de 30–35%, pasá a mantenimiento y consolidá un fondo de emergencia para no recaer.

La fuerza del protocolo está en su simpleza: menos decisiones, más tracción. Es más fácil seguir un guion que “improvisar” mes a mes.

Con claridad de costos, un método elegido y foco en el flujo de caja, el crédito deja de ser enemigo. Tu objetivo no es “cortar la tarjeta” sino dominarla para que financie lo que suma y no drene lo que tanto te cuesta ahorrar.